martes, 10 de abril de 2018

A L T I P L A N O

La piel se me ha vuelto rugosa, la retroalimentacion esta creando encima de mi piel  cuarteaduras con formas de circunvoluciones ascendentes, con rumbo a los ojos, y de ellos hacia la medula espinal ramificandome de un color marmolado aromado de vainilla y avellana. 

La piel en su tosca forma me facilita la escritura. Parece en su interior un arenal fino, formando con el aire espirales atentando en tornados violentos. Sin embargo no sucede asi, el barro oculto en los surcos relame con insistencia la fuerza del viento para terminar comiendosela.
A mi no me queda mas que esperar y mirar como las fuerzas del ambiente intentan partir la piel, solo para conseguir que esta abosorba el aire y se vuelva cada vez mas gruesa.

Los medicos no tienen nombre para la condicion, sin embargo otros afectados que presentan la piel rugosa lo llaman resiliencia.

La piel rasposa no es visible desde ojos ajenos, toma estrechar lazos con personas para notar el rigor de la piel. Todos tienen diferentes formas y longitudes, y es un viaje inmersivo el disfrutar de las grietas y lo que ocultan dentro de ellas, hay quienes cubren sus hendiduras con hojas muertas, ahi es cuando el trayecto adquiere capas sobre capas, la resiliencia atenta contra el inexorable poder de la vida, y esta forma con ella puntos de quiebres fuera del margen de la encuesta, estadisticamente imposible y naturalmente fascinante.

Adquiri esta forma naturalmente hace unos meses, entumecido por un celar propio de madera añeja que termino por quebrarse durante una situacion de riesgo, en el mar de acerrin y astillas florecio una tierna plantita que con el paso del tiempo ha adquirido dimensiones corporeas y exteriores.

 Escribo con la resiliencia tirando arena de los dedos, atascando las teclas de la computadora para lograr palabras en este momento de vida.

Dejo la cancion del dia.


Mucha suerte, Yo espiral del futuro.