lunes, 20 de abril de 2015

Florecer En El Mundo

Dejar que el tiempo resuelva nuestras dudas y dolores es mejor que tratar de cortarlos impacientemente




 "Y de a poco se cubre el manto de lunares amarillos y blancos que se hacen distinguir con su brillo desde el fondo.
 Noche nació, luna, llámalo así se hace figura en mis desvelos..."
Gepe/La Noche


Uno no sabe que tan solitario e inmenso es el espacio hasta que suspendido manejado por alguna fuerza ajena al cuerpo contempla el escandaloso silencio.

Abrigado por el manto estelar con lunares amarillos parpadeantes, por inmensas lejanías pastelosas, por la muerte que a la distancia aparentaba estar viva.

En suspensión y sin la necesidad de respirar, homogeneizando con el entorno y con la mirada casi perdida, en un reflejo natural los párpados enfocaron como si se tratase de una bala perdida que termino tomar el camino correcto un planeta particular, de un tamaño pequeño, cubierto por una fina capa de gravedad, y mas allá de ello un inmenso color azul que hacia ver pequeñas las isletas degradadas en figuras asimétricas coloreadas de muy mal gusto en medio del camino entre el café y el verde.




Acercándome a la par de un meteoro que vacilo con una extraña curvatura a la tierra logre traspasar su primera capa, adentrandome en las versiones mas claras del azul que alguna vez haya visto jamas.
Ahora este campo de un color desagradable se disipaba y en conjunto con el espacio kilométrico mostraba amarillos, verdes, azules, y pálidos tonos en gris que delataban presencia indeseada.
En la caída a velocidad me encontré con nubes regordetas, blancas como los alrededores de mis ojos.
Era extraño un lugar que lucia regular en el espacio, al acercarse tenia unos colores tan hermosos en sus venas.




Cada vez que miraba algo nuevo mi mente lo registraba, lo leía y al microsegundo lo conocía como de hace años, pero seguía desconociendo el aire, la sensacion era agradable, pero fuera de ahí no lograba descifrarlo, al no verlo y solo sentirlo solo podía saber su nombre.

Como el poder de una supernova, explote en sus claros claros, y esparcido a la velocidad de un relámpago mis finas extremidades ahora en forma de semillas se disiparon por todo el planeta.

Retando la ley del tiempo de este sitio, las semillas se adaptaron a su entorno, creciendo vida desde debajo de sus sólidos pisos.

La primera cayó en un desierto solitario, donde los índices de vida bordeaban a 0, ahí en abrazadores rayos asfixiantes crecí como un cactus, desarrollando espinas por todo mi cuerpo, almacenando líquidos en una boveda en el centro de mi corazón, entonces, al caer de la noche fui maravillado por los dibujos en zigzag de las serpientes al desplazarse, en la armadura letal de escorpiones que al brillo de la luna lucían hermosas, mamíferos con pieles de camuflaje, cubiertos de pelos hasta la lengua.
Maravillado por el espectáculo, al amanecer mi cuerpo tenia flores, había florecido como aquellos seres vivos, impresionado decidí multiplicar mis esporas y dejar  mas semillas.





Mi otra semilla cayó en un manglar, siendo un mangle endémico nací del fondo, sobrepasando el agua, y mostrándome al exterior con una altura que casi rebasaba los 4 metros, rodeado por colores vivos, cocodrilos que con maestría mostraban su hocico como queriendo tragar algo, la diversidad del lugar era espectacular, jaguares imponentes con patrones circulares en su piel, que como una pintura se posaban en mis ramas, pequeños monos de 5 extremidades, aves cantoras y noches acogedoras. Ahí, también antes al rocío de la mañana di frutos y con la sensación del hogar esparcí mis semillas por los alrededores.



Este mundo era precioso, de alguna manera sin motivos todos estaban organizados para complementarse en una cadena enorme, o al menos eso creía...

Mi ultima semilla cayó en un gris y muerto lugar metálico, con figuras geométricas que solo seguían hacia arriba, y artefactos que no pertenecían a los anteriores entornos, las personas, seres superiores caminaban al mismo lugar, con la misma ropa y las mismas quebradas emociones, versiones pequeñas de ellos me miraban con alegría y por un instante sentí florecer a través de las esperanzas de esos pequeños ojos infantiles y de contadas personas que de vez en cuando regaban mi tronco que parecía crecer en un lugar erróneo, en ese momento cuando el brote salio fui rebanado por algo llamado sierra, que tiempo después fue distribuido en forma de rectangulares hojas blancas, cuadernos, cajas y cientos de cosas que parecía ofrecer con mi muerte, a la mañana siguiente esperando florecer para irme, resurgí de mi parte cortada al estado anterior, la gente asombrada comenzo a acercarse, algunos se amarraban en mi tronco con cadenas, pero al final del día era cortado, y a la mañana otra vez estaba ahí.
Un día de esos mi rebanado Yo fue llevado a un laboratorio, trataron de averiguar el porque el árbol espacial crecía siempre en la noche a pesar de ser cortado, sin resultados me volví celebre y cada mañana era ultrajado para renacer...




Si tan solo me dieran motivos para florecer, yo podría darles mas de mis hijos, pero nunca pude entender el porque de su desesperación, de su ambición ciega y de su banal meta de vida, no podía entenderlo como ese aire que sin querer me hacia bailar emitiendo un sonido extraño, que me dio la bienvenida cuando traspase este planeta, que limpiaba mis hojas y ayudaba a quitarme los extremos amarillos.

Un día, decidí no crecer mas, y el imponente cuerpo fue reducido a un circulo que ahora servía de banco, donde las personas se sentaban, en ese regazo pude sentir el calor de 2 enamorados y por fin florecer debajo de la tierra, donde los humanos no me destruyan donde pueda sentirme como en el desierto y el manglar, pero esta vez, muchos pies debajo de sus manos, donde no me importe no entenderlos a ellos y a su misterioso aire.




Dejo la canción del día.




Mucha suerte, Yo rebanado del futuro.


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