CAPITULO 2
EL PÁJARO
Yetzel no guardaba mas de 200 personas en su entorno, las personas se vestían de trajes tradicionales de lo que fue o sera cualquier cultura latinoamericana, con nombres tradicionales y costumbres de lugares esparcidos por el continente.
Quinatzin guardaba mucho parecido al emperador del imperio azteca, de una estatura que oscilaba en 1.74 metros, una piel morena que brillaba al sol, cabellos y ojos que bien podrían pasar por negros y una complexión mediana se caracterizaba por evitar salir del dia y sentarse a ver a Ayelén caminar por la plaza, usaba un enorme penacho que casi duplicaba el tamaño de su cabeza vistiendo un pedazo de tela que solo le cubría un hombro...
Ayelén (La China), tenia rasgos de mapuche y unas enormes plumas de pájaro toh cubriendo su espalda, en su cara portaba unas cejas expresivas en una mirada que parecía estar en sufrimiento perpetuo, de piel un poco mas oscura y ojos almendrados usaba varios rebozos ocultándole al ojo que no la conocía su extremidad metálica...
Ayelén
-Seguro iras con mi mama a cuidar a sus gatos y sus quetzales- Dijo Ayelén.
-Solo si prometes no darle esos ajolotes muertos de comida-
-Mamá me pide que le lleve los cadáveres de los que flotan por las aguas sucias del lago Acoatl.
-¿Entonces para que los quiere Huitzil?-
-...-
-Debo irme Quinatzin, se que me esperas por la noche, pero si algún día te atreves a salir de día me encuentro en el lago sobre la trajinera violeta, me gustaría hablar contigo-
-No prometo nada- Termino diciendo Q.
Pasaron días antes de que Qui saliera a buscar a La China al lago, caminando por una espesa maleza llenándose las chanclas de plantas y lodo encontró la trajinera en una orilla al otro extremo del lago, sin poder encontrarla con la mirada Quinatzin comenzó a sentirse incomodo al ver un grupo de personas gritando que alguien había caído y hacia ya un rato que no saltaba a la superficie, con el terror en el cuerpo decidió correr hacia el pueblo, sintiendo culpa por no quedarse a buscarla entre esa agua sucia se acerco al centro de la plaza a sentarse a plena luz del día en el mismo lugar esperando que Ayelén volviera, se preguntaba si su decisión fue cobarde...
-Si tan solo pudiera nadar, o ser mas valiente-
-Joven, deberia irse a un lugar que no de el sol- dijo la señora que cuidaba a la sombra sus aguacates
-E.. Es... Estoy esperando a la china- dijo temblando.
-Ella solo vuelve en las ultimas horas de la noche, vayase a descansar, su padre debe esta feliz de verlo en el dia en la calle, pero no creo que este de acuerdo si la espera en este sol de primavera.-
Quinatzin se paro y corriendo de nuevo fue al lago Acoatl, esta vez, con el doble de gente y entre el agua turbia trato de buscarla, estaba desesperado, perdiendo un zapatilla en camino sus ojos se dilataban mirando con terror la orilla del lago...
-¡CHINAAAA!- Grito con tanta fuerza que las personas de otro extremo voltearon con sorpresa
-¿Que hace aquí, se habrá vuelto loco?- los lugareños se preguntaban al notar que estaba bajo la luz del sol lo que parecía un fantasma en la plaza cada noche.
-La arrastro algo del agua y la sumergió- Dijeron
Metiéndose en la conversación Q pregunto -¿Que la arrastro?-
-Un Quetzal- murmuraron
-¿Como un pájaro?-
-No, Como un Dios-
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Dejo la cancion del día, (la música tiene que ver mucho en la historia)
Mucha suerte, Yo pajaro del futuro...
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