de verdad no lo quería, pero no estaba dispuesto a abandonar una promesa. Estaba con las ramificaciones casi destruidas, el impacto que había provocado termino por resquebrajar los moldes de los cimientos y como un arco los robles cedían a la gravedad.
El viento soplo con fuerza el cemento que comenzaba a secarse y fosilizar mi existencia en moldes de esperanzas y alegrías ahogadas, ese viento llego tan fuerte que no quiso secar el momento, lo derribo con ansias hacia la puerta que baja y oculta respiraba nuestro aire.
Me deje llevar en un momento blandengue y cobarde abandonando lo que prometí y terminando por romper el hilo creador.
Entre el rió que llevaba en su caudal basura y desechos humanos serpenteaba intentando esquivar cada objeto me aparecía, ceñido por la dirección oblicua termine destruido en la caja historiadora con los bolsillo manchados de suciedad.
Pero ahí me sentía cómodo sabiendo que esa caja que me cubría del viento estaba hecha del mismo instrumento que el molde donde se ahogaron aspiraciones ajenas.
La canción del día.
Suerte, Yo del futuro.
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