Hello My Name Is...

Nací un 13 de diciembre, un día después de la celebración de la virgen de Guadalupe, con suerte no me dicen Lupe, pero me dieron el Adolfo (peor la cosa) y de segundo nombre Carlos. Todos estos nombres valieron madres cuando me pusieron de apodo pollo...
Y así me llamaron hasta la secundaria.

 En la preparatoria tratando de cambiarlo me propuse a que me dijeran Carlos. Ahí conocí a Fanny quien ignorando mi intento de superación de identidad tomo mi apellido como estandarte y lo aleteo por toda la escuela obligándome bajo un triste yugo a llamarme Quiroz; un apellido que no me gustaba en ese momento y que sonaba viejo y oscuro.
Pasado el fracaso de la primera prepa un año después ingrese al Dante, me esforcé mucho en que me llamaran por mis nombres pero cuando decían Carlos apenas volteaba.
Fanny entro de nuevo conmigo y como hierba mala propagó mi apellido a maestros y compañeros, pero ya no me molestaba, incluso me gustaba.
El grano es que jamas he respondido por mis nombres...
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La gente dice que no tengo cara de Adolfo ni de Carlos pero no saben cual me quedaría.
Entonces viéndome al espejo no puedo nombrarme más que por sobrenombres impuestos.
¿Tendre cara de Agustín, quizá de Tomás, o tal vez de Alejandro...?
No, ninguno de esos.
Andrés, Daniel, Roberto, Ernesto, Jaime, Fernando, Uriel, Sergio, David, Enrique, Valente, Salvador, Gastón, Christian, Irving, Pablo, Jorge, Víctor, Misael ni Alberto me quedan...
Post-Guadalupe seria el del destino.
Pero ni el destino tiene buen gusto, no se.
Mis nombre están bien. Digo, no me quejo mucho, puedo vivir así sin chistar.
Pero si me dieran a elegir mi nombre aun estaría en el útero pensándolo.
Mostaza o Catsup.
Shampoo o Acondicionador.
Sal o Pimienta.
Sinónimo o Antónimo.
Que bueno que nunca me pidieron autorización para llamarme, me llaman como quieren y no puedo quejarme.

Dejo la canción del día...

Mucha suerte, Yo del futuro...