Y entre escenas decoradas en canciones alegres pasaba la aguja girando como un neumático abandonado, del cual; de niño se enroscaba en el espacio y giraba por la sensacion de solo hacerlo.
Experimentaba la repetición y le agobiaba la calma de su rutina, se veía cansado y triste cuando la noche pegaba en sus ojos.
Los sentimientos lo golpeaban al sonar de la manecilla, y sin fe de levantarse el suelo se resquebrajaba al impacto de lo que se siente.
Era un engaño pensar que los minutos pasarían como horas y las horas harían rápidamente días, todo estaba en su lugar, sin poder pelear solo escuchaba el crujir de la estructura que le gritaba en ingles que por favor no hiciera mas presión. Era obvio que no hablaba y aun mas obvio que estaba delirando.
Era un espacio tenso en la multitud de la luz artificial que le arrebataba las diminutas partículas de sueño que se hospedaban en las comisuras de sus ojos...
Igual no se puede hacer mucho en el agonizar del día, la luna alentaba las malas acciones y la oscuridad las disfrazaba de bonanza.
¿A quien creerle cuando nadie habla?
¿A quien preguntarle si todo esta bien cuando su visión se reduce a la nada?
Su esperanza se acongojaba detectando cada sonido que a sus extremos susurraba
Ese maldito reloj no se callaba, gritaba mas y mas fuerte, como si compitiera con los muebles viejos y el piso debilitado.
Quizá uno digital haría menos ruido, pero iluminaria lo noche y el parpadear de la pantalla enloquecería a cualquiera.
Tal vez simplemente no tener un reloj en la habitación resolvería los problemas de los viajes en el tiempo.
Volver al pasado cuando nadie pensaba que pudiera pasar esto, y medicarse la noche con medicinas de alto efecto suavisaría la culpa pero la mañana llegaría hambrienta a comerse la vitalidad.
No servía de nada, daba igual ser comido por caníbales o ser abducido por reptilianos si fuera de su mente solo se dibujaría una mueca falsa y repetitiva de las horas en las que pensó en la madrugada que el día siguiente tendría mas esperanza que un pequeño brote en un rosal.
Decirle que se callara no seria justo.
Pero era urgente un basta a la memoria circular que giraba riéndose de todo lo que rechazo por la simple comodidad de ser uno mismo...
Dejo el sonido de hoy
Mucha suerte, Yo del futuro...
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