CAPITULO 4
LA BESTIA
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Quintazin corrió de la maleza pinchándose el pie con una planta color rojo y amarillo, se detuvo por un momento para mirar su herida, era una hendidura de menos de un milímetro en el cual no se divisaba la sangre, solo un agujero negro que se distorsionaba conforme mas lo miraba.
-Odio el día, nunca debí salir, si no hubiera salido La China no seria tragada, ¿Quizá es por eso que no debo salir de día? ¿Soy un ave de mal agüero? y esto ni siquiera es sangre, luce como el cielo de noche, ¿Que es esto?, da igual, debo terminar esta mierda-
Mientras mas se acercaba a la casa de la vieja Huitzil su visión se distorsionaba, la herida le estaba dejando muy mal.
Paso la plaza y haciendo una reverencia a la señora de los aguacates perdió por unos segundos la vista, se arranco el penacho y sin saber bien si la dirección era la correcta con su vista nublada corrió con la seguridad del jaguar.
-Esto apesta-
A unos 60 metros de llegar a la casa, incremento la velocidad para estrellarse con la puerta que ya no era mas que madera podrida, el momento de choque hizo volar una decena de astillas hacia la entrada, sin pensar en el dolor piso de nuevo y para su mala suerte, justo en la pasada herida una astilla se encajo justo en el centro, se agacho del dolor maldiciendo su suerte, cuando se tomo el pie para sacar el pedazo de manera noto como su cuerpo se tragaba la astilla de 3 centímetros, poco a poco como si fuera una boca...
-¡Algo anda mal!-
Respiro unos pocos segundos y reajusto sus prioridades buscando el macuahuitl por todos lados. No aparecía, y la casa era pequeña, en una mirada curiosa para revisarse de nuevo la herida encontró una puerta desdibujada en el piso, desesperado por la situación la levanto con ansias de descubrir el secreto que guardaba bajo la puerta.
-Esto, parece una cripta, sabia que estaba loca y hacia sacrificios humanos-
bajando un poco mas, oscureciendo el lugar, degradándose vio una estela de luz que encendió con rapidez, ahí; impactado y completamente desorientado encontró un piso repleto de pelo de gato y plumas de Quetzal, retrocedió al primer escalón con terror.
-Si no tuvo el corazón para asesinar a los animales que con amor le cuide, no debió costarle trabajo dividir el cuerpo de su esposo y abandonar una mitad en la plaza-
Quinatzin no quería continuar, estaba temblando y su quijada chocaba estrepitosamente con los dientes generando el único sonido del lugar, o al menos casi el único, unas garras rasgaban la puerta a 15 metros de su ubicación, pero pasar por ahí era esquivar sin sus sandalias el tapete de plumas y pelos.
-¡MEEEEOWW!- sonó un gato que maullaba con una fuerza de rugido.
-Tengo que liberarlo-
y corriendo llenándose la herida de pelos que rápidamente eran devorados llego a la puerta, cuando la entreabrió mirando solo con un ojo descubrio una cámara de unos 90 metros cuadrados, buscando al gato giraba el cuello de lado a lado, cuando subió la mirada encontró una maya que servia de segunda planta y en un grito ahogado observo un ser extraño que ni en sus peores pesadillas podía ser creado; Un enorme ajolote peludo del tamaño de un oso Mexicano con unas largas y coloridas plumas de Quetzal.
Cerro la puerta con terror y un zumbido lo obligo de nuevo a mirar a su pie, la pluma azul de un Quetzal temblaba con la mitad de su integridad en su herida, esta vez debido a su enorme tamaño no pudo ser tragada. cerro los ojos y en la mesa central estaba el macuahuitl, lo tomo sin pensarlo y salio de la casa pálido como el nixtamal, hacia el lago Acoatl...
-Lo haces solo por Ayelén, no lo olvides, esa nahuala debe ayudarla y no volveré a verla, le pediré a mi padre que me lleve a la fabrica, no quiero saber nada de Yetzel, este pueblo es una basura demoníaca, es imposible...-
-¡Joven, su penacho!- grito la señora.
-¡Ahora no!- le respondió con mas cosas en la cabeza, tanto así que esta vez no importaba...
-¿Y si Ayelén es también un chaman, no, no creo-o... ¡no lo se, ahora ni importa!?-
Cuando llego al lago y vio a la multitud se postro detrás de todas las personas y se subió a un árbol para tener una mejor vista, lanzo el macuahuitl al aire y se hizo para atrás ocultando su cuerpo en las hojas. Huitzil lo vio al instante
-¡Gracias Qui!- y se hundió en las profundidades del lago...
Dejo la cancion del día
Mucha suerte, híbrido de gato, ajolote y quetzal Yo del futuro...
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